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TARDE Y NOCHE

1. La tarde

Tarde clamorosamente azul,

inmensa claridad al descubierto;

ondas que del infinito vienen

y hacia el infinito caminan.

Deseos mal reprimidos

de seguir la huella limpida

que barre la tarde,

entre rafagas de sol y sombra.

Alzar vuelo inalado

hasta apacibles miradas

que enmarcan el alma

en toda su amplitud.

Sentir la llamada risuena,

que, evocando dulces melodias,

levanta oceanos inapelables

de esmeraldas y zafiros.

Diafano sendero

de transparente quietud,

sumido en vagos reflejos

que se mecen en la brisa.

Brazo que se extiende

mas alla del horizonte,

en acogedora armonia

y vibrante solicitud.

Dulce caricia del ocaso

se desliza entre penumbras,

que yacen adormiladas

aguardando a la madrugada naciente.

Y en vanguardia,

avanzando con las sombras,

cual diamante solitario,

emerge el lucero madrugador.

*** ***

2. La noche

Boveda sumergida en tinieblas,

que descubre mil heridas de luz,

cual luciernagas brillantes

que permanecieran fijas en lo alto.

Platica que brota, serena,

del alma encandilada,

en un arrebato de seduccion

ante el apacible momento.

Sumergirse en las profundidades,

dejarse arrastrar por corrientes marinas,

de ensueno y realidad,

de encuentros en la distancia.

Cancion hecha de silencios

con aliento de esperanzas,

acento calido y tierno

que navega en la madrugada.

Caminar de la reina de la noche

en la infinita paz cosmica,

por rumbos ignotos y milenarios,

mirando sus dominios inalterables.

Una estrella corre veloz,

impulsada por misteriosa fuerza,

buscando con impetu ciego

la compania de otra estrella.

Alla, en la retaguardia,

siluetas que se recortan

contra el horizonte,

cobijadoras de silencios.

Y en medio de la soledad,

unas pupilas contemplan

con cierto embeleso enamorado

la madrugada naciente.

Como si de un amante se tratara,

deja la noche caer un beso;

leve caricia sobre la piel,

que hace al alma estremecerse.

Danzar casi imperceptible

de los cuerpos celestes,

en las vigorosas manos

del poderoso Atlas.

Blando murmullo de hojas

esparce en la honda quietud.

timidos y suaves ecos,

que al oido quieren transmitir

sentidas emociones de amor.

Abrazo que envuelve

cuerpo y alma sonadores,

sembrador de nuevas ilusiones

que llevan al corazon a albergar

crecientes y dulces esperanzas.

Algun recuerdo amable

dibuja una sonrisa

en el apacible rostro

de quien vive la madrugada.

Sensibilidad a flor de piel,

que percibe intensamente

los mil y un misterios

que la noche bajo su manto oculta.

Jugueteo de unos dedos

con la grama dormida de rocio,

imaginano una piel

en ese momento ausente.

Y entre los matorrales

el sonido melodioso

de una flauta lejana

trae sones magicos.

*** ***

Sombra

que entre sombras suenas,

y en la noche vives

toda tu ilusion...

Deja

que tu alma vuele

al compas del viento,

en libertad...

Siente

como todo tu ser

se va embriagando

de felicidad...

Rientes

estrellas te aguardan,

y en la quietud del valle,

estan esperandote

sendas de amor.

Quiero

poder volar contigo

a la cumbre mas alta,

y alla arriba,

forjar nuevas ilusiones.

Abrir

de par en par

las puertas del corazon

a un nuevo mundo.

Escuchar

el latido de la noche,

que en sus ecos lleva

mensajes para ti.

Vivamos

estas horas intensamente,

antes de que el amanecer

rompa la magica armonia.

A I.C., que lo prometido es deuda, con carino de

Pilar Villagrasa

Madrid, 3 de octubre de 1988