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EL INVITADO A MODO DE PROLOGO Dicen
que esto ocurrio hace ya varios anos. Cuentan las historias �que aquello fue una
senal del cielo. Tal vez haya algo de cierto, tal vez no. de todos es sabido
que cualquier hecho ocurrido que sobresalga �un tanto de lo acostumbrado, al
correr de boca en boca, cada uno le echa de un poco de su propia inventiva,
hasta que termina desfigurandose. Asi llega un momento en que la historia en
cuestion tiene muy pocos contactos con lo que sucedio en realidad. Lo cierto
es que el hecho �suponiendo que sea cierto� dejo maravillados a unos y
perplejos a otros. Aun hoy aunque esto aseguran que es relativamente
reciente, las buenas gentes se asombran. Claro esta, los escepticos por norma
dudan de la veracidad de tal narracion. A mi no
me corresponde decir si es cierto o no. En verdad que no lo se. Y como no es
deseo mio erigirme en juez, solamente voy a limitarme �con algunos retoques
literarios� a contarle, amigo lector, lo que un dia a mi me contaron. No
quiero alargarme mas y molestarle con estas palabras. Asi que paso a repetir
lo que un dia a mi me narraron. La Autora ***���� ***���
*** Marta Rodriguez,
la protagonista femenina de nuestra historia, no contaba mas que quince anos,
cuando leyo en el Evangelio el milagro de las bodas de Cana o Canaan segun
San Juan. De buena educacion, de buena familia, sus padres quisieron que se
educara en un colegio de monjas. Para ella, en aquel entonces, la Fe no era
algo que se llegara a perder. Aun no se habia planteado la eterna pregunta de
la Humanidad �que ahora nos hacemos mas� acerca de la existencia de Dios, que
hacia y para que estaba en este mundo, que habia o dejaba de haber tras la
muerte: si la nada mas deprimente o la vida eterna. Como cualquier
adolescente, le preocupaba mas agradar a los muchachos que la cortejaban que
hacerse preguntas de este tipo. Marta, como decia mas arriba, leia con frecuencia el Evangelio, la
vida de Jesucristo, el cual era su admiracion. Le admiraba cuando se apiadaba
de la mujer adultera; le admiraba cuando hablaba de la misericordia del
Padre; le admiraba la sagacidad e inteligencia empleada por El respondiendo
las preguntas impertinentes de fariseos y saduceos; le admiraba tambien
cuando ya colgado ce la cruz, muriendose, exclamo: "Perdonalos porque no
saben lo que hacen..." Marta admiraba a Jesucristo, como otros el genio
creativo de Leonardo da Vinci. Si, para la jovencita Cristo era su mas intimo
y leal amigo, como su mas preciado tesoro, como su joya mas querida. Decia al principio que leyo, entre otros tantos pasajes, el que habla
de las bodas celebradas en Cana de Galilea. Pues bien. Nuestra protagonista
sencillamente, sentia cierta envidieja por la novia: tener entre sus
convidados al mismo Jesucristo. Una idea rondaba su cerebro; una idea que no
terminaba de desechar: la de invitarle tambien a sus nupcias, el dia que estas
se celebraran, fuera dentro de cinco o veinte anos. Una manana de abril,
gris, plomiza, sin pensarlo mas, se adentro en una iglesia proxima a su
domicilio, iglesia, que segun dicen, era mas bien capilla. En las penumbras del templo, apenas iluminada por la tenue luz de una
lampara de aceite cercana al altar, hundida en la soledad, Marta silenciosa,
elevaba al cielo una plegaria; plegaria dicha con la confianza y seguridad
del que se sabe escuchado. Luego, quedamente, se llego el sagrario. De pie,
muy cercana e la puerta de oro, susurro: �Jesus...
Se que estas ahi, se que estas oyendome. Quiero decirte una cosa, nada mas
que una. Si algun dia yo me casera, si algun dia contrajera matrimonio, me
gustaria que asistieras e ella. Tu presencia me llenaria de regocijo, y...
santificaria tal union. Se que estes en todas partes, sin embargo, me
agradaria que estuvieras en cuerpo y alma, como estara mi marido. Para ti no
hay nada imposible. Jesus, se que iras. Nunca me fallaste y en esta ocasion
tampoco lo haras. Marte
se marcho. Este seria su gran secreto, el que a radie diria. Ni siquiera lo
confiaria a su Diario. En sus ojos brillaba la alegria, �en su voz vibraba la
dicha. Todo su ser era radiante como la luz del sol. Sentia ganas de danzar
al son del viento, de la primavera, de la vida �misma. Aunque el cielo
continuaba cubierto por grises nubarrones, para ella el sol brillaba con mas
fuerza que nunca. El cielo era azul y el as falto era una alfombre de las
flores mas hermosas. Una inmensa felicidad se apodero de su alma, de su ser
entero, ce su corazon. Entro en un bar y pidio una cerveza. "A tu salud,
Jesus", brindo mentalmente. Se tomo la cana, pago y se marcho. Una vez
en la calle, se empezo a reir sola: habia brindado a la salud de quien la da
y la quita, cuando conviene al sujeto. Tremendo. "Seguro �pensaba� que
toda la corte celestial se esta par tiendo de risa en este momento..." Marte
volvio a su casa. No habia nadie. mejor. Asi no le harian preguntas
indiscretas. Se repantingo en un sillon. Y, dejando volar la fantasia, se vio
casada y alli, entre los invitados, Jesucristo. Disfrutaba �como nadie. ___________ Llego el verano. Marta, como de costumbre, marcho a pasar las
vacaciones estivales a una colonia cercana a la sierra. Amante de la
Naturaleza y, sobre todo, de la montana. Escalar altas cumbres, retozar en
los pinares, admirar desde ahi arribe toda la comarca. Su sueno alpino eran
los Pirineos: observar desde lo mas alto e un lado Francia y al otro Espana.
Sacar hermosas fotografias desde los puntos mas inverosimiles, dormir al aire
libre... Aquel verano, unos amigos y amigas de la colonia ya citada,
organizaron una excursion de quince dias al Monte Perdido, en los...
!Pirineos! Marta, cuando se lo propusieron, vio el cielo abierto. Un sueno de
toda la vida que se iba a realizar. Con gran ilusion, fue preparando todo lo
que se iria a llevar. Sin
embargo, aquello se le vendria abajo. La vispera misma del viaje, fue en
coche con un amigo e cierto pueblo cercano. El muchacho iba a una velocidad
que oscilaba entre los 80 y l00 kilometros/hora. En una curva enganosa de
esas que tanto abundan en Espana� que parecen muy abiertas para luego
cerrarse bruscamente, tras la sorpresa de la susodicha curva, fue a
estrellase contra una valla de granito. Excuso contar el lamentable estado en
que quedo el automovil, sin embargo, salvo ligeras contusiones, el muchacho
quedo ileso. En cambio, la joven se rompio una pierna. El chico le ayudo a
salir. Luego, tomandola de la cintura y cogiendose ella del cuello del joven,
hicieron autostop. Afortunadamente, no tardo en pasar un coche que pudo y
quiso llevarles. Marta quedo ingresada en un hospital y desde el mismo
avisaron a la familia. Lo del muchacho, rasgunos y aranazos, no tuvo
dificultad en ser curado. A ella la hicieron unes radiografias y vieron que,
efectivamente, habia fractura. De femur. Le esperaban unos meses con la
pierna estirada y pesas y un tiempo con escayola. Cuando a Marta se lo dijeron, casi le dan los siete males y alguno que
otro mas. No era solo por el hecho de larga espera, sino porque aquello le
destrozaba la tan ambicionada y deseada excursion a los Pirineos. Quince dias
que se presentaban prometedores, todo olvidado. Mal rayo...! Un deseo de su
vida entero, que se ve frustrado por una maldita curva. Sus amigos y amigas
se irian... Ya habian sacado los billetes del tren. Ella se quedaria alli, en
el hospital, aburrida como una mona en un garaje; pensando en lo que
disfrutarian sus amistades... Para mayor desdicha, iban casi todos, menos dos
o tres que se quedaban por carecer del permiso paterno. Y ademas eran
estupidos y le caian muy mal. Su
gesto, siempre alegre y risueno, se habia tornado hosco, adusto; sus palabras
ya no rezumaban alegria, optimismo. siempre estaba de mal humor. maldecia su
destino, su sino, su suerte tan negra. Lo que mas le enfurecia era que habia
estado luchando por ello, intentando convencer a sus padres. que habia dicho
y hecho mil virguerias por conseguirlo. NO �sabia
cuantos argumentos habia buscado e inventado. Y ahora... eso: una temporada
en el hospital. Mal rayo...! Miraba el crucifijo que habia �en la cabecera de su cama con ojos asesinos,
cargado de odio hacia Aquel que siempre considero su mejor amigo. Con dolor y
amargura se preguntaba sin cesar porque le habia jugado tal faena. Lo triste
del coso... �Lo
triste del caso es que el sabia la ilusi6n y lo que deseo ir alguna vez a los
Pirineos. Lo mas grande, que el sabia que iba a tener un accidente y me iba a
romper el femur, justo la vispera de marcharme. �Por que no fue antes
o despues del viaje? Precisamente, tuvo que ser la vispera. Maldito!
Maldito! Desde
aquel verano, Marta cambio de una forma radical. Su temperamento, su forma de
ser, se tornaron agrios; el gesto de su boca, amargo. Sus escritos �aquellos
cuentos que destilaban esperanza, alegria; aquellas pequenas historias que
siempre mostraban a un Cristo humano, misericordioso; aquella poesia dulce,
melanc6lica� se volvieron agresivos, con un marcado acento de odio hacia todo
lo que significara o tuviera que ver con la religion y su Dios. Se dedico a
leer a autores como Voltaire. Odiaba a Jesucristo con toda sus ganas. Pero la
fe en su existencia no la habia perdido, aunque ella proclamara todo lo
contrario. En otros palabras, Marta se habia vuelto antitea. Creia en
Dios, pero no le amaba. Marta odiaba al Redentor... Y nadie odia lo que no
existe o, por lo menos, cree que no existe. Ahora se dedicaba a a atacar a la
Iglesia. La gente con la que ahora trataba solia compartir sus ideas, aunque de
una manera tan radical y tajante eran los menos. El crucifijo que habia en su
habitaci6n lo mando muy lejos. Si; Marta ya no era aquella adolescente que se
entusiasmaba leyendo el Evangelio. Para bien o para mal, segun las distintos
opiniones, Marta habia cambiado mucho. Evidentemente, esto no supuso obstaculo para que en el corazon de la
joven, cuando cumplia veinte anos, naciera el amor. Un amor a veces tan
apasionado como ella misma, a veces sosegado como cuando el sol se oculta
tras la montana. Marta se habia enamorado de un muchacho tan antiteo como
ella y tambien con inclinacion hacia la literatura. Tras dos o tres anos de
relaciones, decidieron casarse. Casarse, claro esta, por lo civil: ninguno de
los dos queria que fuera por la iglesia. Ella, con ilusion; ~ con ardiente
deseo, fueron preparando todo para el festejo. Mandaron tarjetas de bodas a
mucha gente. Buscaron ambos el lugar mas apropiado y mejor para celebrar el
banquete. Querian que fuera una boca sonada y que no se recordara otra igual
en bastante tiempo. incluso contrata ron una pequena orqueste mare amenizar
con musica la fiesta. Marta, cada noche al acostarse, se sentia inmensamente cansada pero
intensamente feliz. Mas todavia que, cuando anos atras, iba a ir a los
Pirineos, que luego se vino abajo por aquel mil veces maldito accidente
automovilistico. Esperaba y deseaba con toda su alma que la boda llegara a
realizarse. La esperanza, como se dice, es lo ultimo que se pierde. De aquel
accidente no quedaba, fisicamente hablando, ni rastro. Por el contrario,
psiquicamente si, dejando aparte su antiteismo. Y una huella pro funda era
ese temor al "cenizo". Algo muy raro y complejo de explicar... De
todos modos, su gran deseo y alegria era unir su destino propio al de
Alberto, que asi se llamaba el muchacho en cuestion. Y
llego el dia tan anhelado y sonado! Marta y Alberto se presentaron ante el
juez de paz, que les declaro marido y mujer. Tras la ceremonia, se fueron al
local donde se celebraria el banquete nupcial. Alli es taba la orquesta, ya
preparada. Poco a poco fueron llegando los invitados. Todos fueron tomando
asiento, mientras los camareros esperaban la senal de su jefe para empezar a
servir. Entre los convidados, aparecio un hombre de unos treinta anos, de una
belleza varonil fuera de lo comun, �todo hay que decirlo� y con barba. Se
sento en una mesa y aunque, aparentemente, no conocia a nadie, enseguida
estuvo hablando animadamente con unos que se hallaban a su lado. Aprovechando un momento en que vio sola a la novia, se acerco y la dijo
con voz dulce: �Enhorabuena,
Marta... Deseo que seas muy feliz en tu nuevo estado. �Gracias.
�fijandose en aquel hombre, pregunto� Perdona mi despiste, pero... �quien
eres? �Mi
nombre es Jesus. Hace cosa de ocho anos, tu y yo eramos muy amigos. Incluso,
me invitaste a tu boda. Tenias quince anos... Luego te enfadaste conmigo, y
ya no me volviste a hablar. ��No te
he mandado tarjeta de boda? �No.
Pero tu palabra me sobra y basta. �Ah. Tambien
es cierto. Lo prometido es deuda... Has hecho bien en venir. Te lo agradezco.
Y... En esto se acerco Alberto. En su rostro se veia la preocupacion.
Discretamente, so llevo a Marta y la dijo: �Oye...
El "maitre" me dice que esta agotandose. la bebida. El whisky esta
corriendo como el agua... Bueno, ya conoces a Mariano y compania: como se nos
ocurra darles agua del grifo, nos arman Troya. �Lo
terrible es que hoy es domingo... �No hay nada en el almacen? �Si.
Pero esta destinado o la barra y andan muy justos. � Lo
terrible que hoy es domingo! �repitio desalentada. Marta echo una ojeada a los invitados. Todos esten bebiendo y muchos
al menos, asi le parecia a ella. sobre todo, Mariano y sus amigos... No podia
decirles, por razones obvias, que comieran mas y bebieran menos. En verdad,
que se les planteaba un problema de rapida solucion. Mientras Alberto y Marta intentaban encontrar una solucion que fuera
lo mas discreta y menos drastica posible, el "maitre" se les
aproximo y les informo en voz baja: �Ya tenemos
otra vez bebida... ��Como
lo han arreglado? �A
simple vista, muy facil. Pero muy extrano. �Expliquese,
buen hombre. �Vere.
El caballero de la barba que estaba con la senorita hace unos momentos, bajo
a la cocina. "�Que querra?", nos preguntamos todos. Alli tenemos
grandes cacerolas donde guisarnos. Pues bien. El caballero en cuestion nos
dice que las llenen TODAS: treinta cacerolas de veinte litros cada una. Agua
del grifo hasta el borde. Imaginense lo que pensaron los cocineros!
"Este, borracho como una cuba". Luego, nos ordeno que las vaciemos
en las botellas vacias de conac, anis, ginebra, ron... Lo hacemos asi. Y...
tenemos conac, anis, ginebra, ron... �Pero,
�que estupidez es esa? �Ninguna,
senor; que servidor lo vio con estos dos ojitos. Es mas: ahora van a empezar
a servirlo. !Juan! �llamo� Trae dos copas para los senores. Tomaron los tres. Y los tres lo paladearon y degustaron. Los conyuges
asintieron. Marta empezo a recordar. Recordaba que hacia ocho anos invito a
alguien a su boda... Entre los amigos de aquella epoca, no habia ninguno que
se llamase Jesus... Sin embargo, el que le felicitara dijo llamarse asi. De
pronto, cayo en la cuenta: a quien invitara en aquel entonces, fue al
mismo Jesucristo. Lo que le sorprendia es como pudo enterarse aquel
sujeto. Porque lo sorprendente es que a nadie dijo nada y ni siquiera lo
escribio en su Diario... Entonces, �quien era el? �Donde, cuando y como le
invito? �No seria un sinverguenza de los que se cuelan en las bodas?
Demasiada desfachatez seria el felicitar a la novia. De todos modos, quien
quiera que fuese, les habia solucionado un problema y debia darle las
gracias. �Perdona
un momento, Alberto... Voy a agradecerle a Jesus ese detalle de la bebida.
Ahora vuelvo. Marte se marcho. Busco al tal Jesus y, llevandole aparte, le dijo: �Alberto
y yo te estemos muy agradecidas por lo que has hecho por nosotros. �Te
dedicas a la bebida, al negocio? �Las
gracias no hay porque darlas. Es mi regala de bodas... No, lo mio es la
madera: soy carpintero. ��De
donde sacaste, entonces, la ginebra, el anis y todo lo demes? �Use
unas cacerolas de la cocina... �respondio sonriente� Si te lo dijera no lo
entenderias. �Bien...
Por cierto, voy a hacer una pregunta, porque no termino de localizarte en el
tiempo. �Cuando y donde te invite? ��Cuando?
Un catorce de abril. �Donde? En la capilla proxima a tu casa... Luego,
brindaste a mi salud en un bar. �Debiamos
de ser muy amigos, �no? �Si, si
que lo eramos. Espero y deseo que volvamos a serlo de hoy en adelante. �Antes me
dijiste que nos enfadamos... �Fue en
el verano de aquel mismo ano. Te ibas a ir a los Pirineos, que siempre fue la
ilusion de tu vida montanera. Justo la vispera, tuviste un accidente de coche
y te fracturaste el femur. Tu enojo conmigo fue por esa misma fractura que te
impidio, en aquella ocasion, ir a esa excursion. �De eso
me acuerdo muy bien. Pero el que conducia, que por cierto no me enfade con
el, se llamaba Antonio. �Ya lo
se... Te dire algo mas: antes del accidente, tanto en prosa como en verso, siempre
yo salia a relucir. Pero despues, tus escritos destilan odio hacia mi... Toda
por aquel accidente. ��Reproche? �No,
que va. Solo lo he dicho para refrescar tu memoria... �Dime,
�Habia alguien cuando te invite, hace ocho anos? �Nadie.
Tu y yo nada mas. � Mientes!
Yo a ti nunca te invite! �Calmate,
mujer, calmate... No estoy mintiendote. solo que tu no quieras reconocer que
yo fui el primer convidado a esta boda que hoy se celebra. �Yo
invite a Jesucristo, al Hijo de Dios! �Ese
soy Yo... Marta sentia dentro de si un torbellino de dudas. Aquel hombre parecia
sincero y estar en su sano juicio. Algo estaba pasando en ella que no podia
explicar. Para remate, habia dicho de si mismo que era Jesucristo mismo. De
pronto exclamo ella: �Muestrame
las llagas! Jesus le enseno los agujeros de los clavos en las manos. Luego, se
quit6 los zapatos y mostro los orificios en los pies. Tras descubrir el
costado, le enseno la herida de lanza del costado. Marta, como hipnotizada,
fue metiendo los dedos en los orificios y la mano en el abierto costado. Y
como Santo Tomas, el apostol que hasta que no vio no creyo, se postro de
rodillas ante el Redentor y exclamo: �Dios
mio y Senor mio! �Porque
has visto, has creido. bienaventurados los que creen sin ver. Dicho esto, Cristo desaparecio. Alberto llego donde estaba Marta. Al
verla de rodillas, extranado, pregunto: ��Que
haces ahi? �Era
el, Alberto, era el... �Era
Jesucristo... Ha repetido el milagro de las bodas de Cana. �Vamos,
vamos... Ven, tomemos el aire. Ha sido un dia lleno de sorpresas y estaras
cansada. � No
deliro! Con estas manos toque las cinco llagas. Con esta misma! �exclamo
levantando la diestra. �!Eh!
Estas manchada de sangre... Marta se la miro. Un liquido rojo, espeso, corria por su antebrazo
manchando su vestido blanco. Instintivamente, los dos clavaron su mirada en
al suelo. Y vieron un charco de sangre con las huellas de unos pies. Hasta aqui la historia que un dia un amigo me narrare. �Que fue de
Marta y Alberto? No se sabe. Desaparecieron. Se cree, no obstante, que en
algun lugar escribieron sobre esto. Lastima que dichos escritos no estan en
nuestras menos. La historia fue conocida por todos los que asistieron al
banquete. Sin embargo... Siempre queda le duda. Gracias a estos invitados hoy
he podido contarle a usted, amigo lector, esta historia. Pero se me ocurre
una pregunta: �USTED CREE O ES INCREDULO? Madrid,
primavera de 1976. |
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