Alma mia, recupera tu paz perdida. Ha llegado, tras tanto y tanto
tiempo, el ansiado momento. Hasta ahora, solo conociste treguas mas o menos
duraderas. Mas por el horizonte se vislumbran las primeras luces del alba.
Las sombras se alejan lentamente. Muy pronto, no seran mas que un recuerdo. Los sentimientos te sacudieron con brusquedad, y te han herido
profundamente. Mas de una vez, en la soledad de tu habitacion, cuando nadie te
miraba, lloraste sin consuelo. Pero tranquila, alma mia; ya ves que todo llega. No ibas a ser tu
ninguna excepcion. El sol brillara con fuerza tambien para ti. Se acabo el
vivir en continuo desasosiego. Ya no habra mas lagrimas a solas. Un dia viste
la luz irse de ti y la noche mas negra caer con su imponente carga de amargos
presagios. Sin embargo, hoy... respira hondo. Deja que la brisa acaricie tu
rostro. Siente su fraternal abrazo rodearte. Mira como las estrellas van
retirandose. Solo quedara un lucero, anunciador del fin de las tinieblas y
del principio de la luz. Alma mia, no pierdas la esperanza. Son primeros acordes de una nueva
sinfonia. Goza estos instantes de quietud... Alma mia, sonrie nuevamente. Nunca mas estaras sola en el sendero:
quien tanto quieres, camina junto a ti. A partir de ahora, vibraras solo de
felicidad. Madrid, 10 de febrero de 1984 |
|