Tengo el corazon herido. Me han golpeado salvajemente en un punto muy
sensible. La sangre brota y me siento debilitar por momentos. Mientras con
una mano me acariciaba, con la otra manejaba un cuchillo. Ciega al sentirme
querida, no me cerciore de que la hoja de acero iba directa al corazon. Alma
asesina, una vez herida quisiste recogerme. Pero preferi caminar yo sola, con
las pocas fuerzas que aun me quedaban. Alma asesina, alejate de mi y no
vuelvas mas. Otras voces, otros corazones, mas humanos, me prestan su apoyo. No
preguntan nada. Pero saben mucho. Y yo lo agradezco profundamente... Ahora, en tanto me repongo, poco a poco, en mis largas horas de
vigilia, como un torbellino, acuden a mi memoria multitud de escenas de un
pasado reciente. Un rayo de dolor me hace estremecer bruscamente. !Si hasta
mi respiracion musita un nombre...! Me alimento de sutiles esperanzas.
Brevisimos resplandores en la noche. Pero que me sobrecogen e iluminan como
rayos de sol. Quiero vivir. Vivir de nuevo. Intensamente. Entregarme de lleno.
Pronto he de salir de aqui. Y cuando salga, sentire que la primavera mas
ferozmente hermosa me aguarda. Me dejare inundar por ella. Caeran sobre mi
las lluvias de Abril. Pero hoy tengo el corazon muy herido. Madrid, 19 de febrero de 1984 |
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