Hoy vengo a ti con el corazon repleto de nuevas esperanzas. Tengo que
contarte algunas cosas, muchas. Tal vez no sea nada espectacular. Pero he de
explicarte lo que una sonrisa de una persona querida, anima. Iba con la moral
alicaida, cuando, por capricho del azar, oi una vos conocida pronunciar mi
nombre. Al girar sobre mi, vi quien me llamaba. Fue una luz en la oscuridad. Un rayo de sol navegar en las sombras. Me
has oido, infinidad de veces, musitar su nombre. Pues hoy, por fin, volvio a
cruzarse en mi vida, Miles de recuerdos acudieron a mi alma. Revivi con toda
su intensidad aquellos momentos que tan profunda huella me dejaron. Aquellos ojos que traian borrascas y tempestades, aquel mirar que
hablaba de quietud... Cuantos silencios, amigo mio! Y cuando volvi a
encontrarle, mientras me hablaba, en lo mas hondo renacia una dulce
esperanza. Esperanza de no haber perdido. Esperanza de que todo fue una tregua,
para volver con mas fuerza. Algo en mi tornaba a incendiarse. Fue aquella
sonrisa de volver a empezar. Fue aquella sonrisa. Si lo hubieras visto...! Manana vendra. Nuevamente su presencia
inundara la soledad de estas paredes. Nuevamente, vibraran las sombras con el
eco de su voz. Me desborda la dicha. �Sabes? Despues de tanto tiempo, soy feliz. No
es una alegria momentanea, mas o menos pasajera. Sino de esa que perdura.
Porque, al fin, ha vuelto. Madrid, 16 de enero 1984 |
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