Siempre he oido decir que la luna de enero es la mas clara, la mas
limpia. Entra su luz a raudales por la ventana. Llena el espacio de profunda
calma, invitando a sonar. Vuela la fantasia, sin esfuerzo, por invisibles
senderos, hacia lugares nuevos donde ni dolor ni quebranto existen. Corazon
con vocacion de aguila. Velo que envuelve momentos de paz. Un "te quiero"... dicho a
la madrugada. Y tu presencia vaga en el silencio. Te veo y te siento muy
dentro. Acaricio tu cuerpo sin que estes. Penetro en el oceano de tu alma. Tu
calor me embarga. Te quiero. Sentimientos que despliegan sus alas. Plenilunio... Ondas de plata.
Evocacion... Poema que se desgrana verso a verso. Amigo que me escuchas, como me gustaria que ahora fueras visible, de
carne y huesos! Pero, aun siendo invisible, tu presencia me llena. A fin de
cuentas, puedo hablar contigo. A estas horas, eres lo unico que tengo. Los
demas, duermen o se entregan a la lectura para paliar insomnios. Yo me
entrego a ti para contarte mis emociones... en esta noche tan blanca del
plenilunio. Madrid, 16 de enero 1984. |
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