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Si
una tristeza ensombrece
tu rostro, si
un lamento vaga
por tu alma, si
un dolor en
tu interior anida, si
una angustia frunce tu ceno, si
un pesar navega
en tus pupilas... ...
de par en par abre
tu ventana, y
deja que el aire limpio
de la manana se
lleve muy lejos aquello
que tanto duele. Habla,
corazon, habla y
nunca permitas que
el silencio selle
tus labios, que
las penas compartidas liberan
a los sentimientos de
inutil y pesado lastre. Madrid, 25 de febrero de 1990 |
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