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Pasa
la noche en
un suspiro; y,
en la oscuridad, yo
te miro entre
las sombras caminar. Rumbo
fijo a la
claridad buscando el
amanecer. Noches
de invierno, noches de
hielo. Nubes
que cubren el
firmamento. Y,
aunque ruge el viento, yo
no le temo, porque
en un rincon yo
tengo un fuego, que
brinda calor, luz
y paz, y
amortigua la soledad. Alma
con alma, caminaremos; y
juntos siempre
tu y yo iremos subiendo
cerros. Bajando
montanas por
los senderos de la
manana. Y
las estrellas que brillan
lejanas, jamas
nos veran extraviados en
la oscuridad. Vamos,
amigo, vamos; no
dudes mas. Que
tras el invierno la
primavera vendra y su
calor el hielo derretira. Ya
no seremos dos sombras llenas
de zozobra, ya
no seremos dos sombras que
nadie nombra. Vamos,
amigos, vamos. No
dudes mas. Madrid, 7 diciembre de 1987 |
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