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Reyerta de sombras que encadenan el alma a muros de piedra y
cemento en vano esfuerzo de
evitar su vuelo. Batalla silenciosa ansiando cortar argollas en suenos de libertad, con fuerte esperanza de verlos un dia amanecer
convertidos
en hermosa realidad. De las altas cumbres llegan aguilas solitarias
cual vivos estandartes, anunciando al cautivo que ya esta proxima la
ansiada hora. Volver a escuchar al viento del Norte silbar su cancion, sentir nuevamente los rayos del sol besar
el rostro. Caminar por senderos banados de luna saboreando cada momento, sonreir al mundo libre y dejar entrever en los
ojos un
brillo de dicha. Partir hacia el sol naciente con las alforjas llenas
de ilusion y un latido vibrando en
la piel, resquebraja noches
subterraneas que
jamas podran volver. Madrid, 19 de noviembre de 1983 |
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