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Cuando grandes nubes cubren el cielo; cuando los rayos y los truenos con su ronco rugido rompen el silencio de la campina; cuando gotas gruesas de lluvia restallan como latigazos en el suelo; cuando la manana mas azul se torna noche oscura; cuando una luz relampagueante brota de los densas nubes; cuando de las cumbres de las montanas nacen torrentes, cuya fuerza incontenible arrasa todo lo que a su paso encuentra; cuando la Naturaleza se presenta con todo su brio arrollador y nos sentimos marionetas en manos de un loco, de un demente; cuando el impetu salvaje de las aguas desmandadas, como toro salvaje, choca fuertemente contra los muros endebles, fragiles, de las cases; cuando las rocas semejan plumas meciendose al son de cualquier brisa; cuando todo es horror, destruccion, muerte, impotencia, en esas horas de angustia, la consigna, lo unico que importa en ese momento es

SOBREVIVIR

La manana amanecio apacible, hermosa, bella sin par... al pie de la montana, como nino que busca el calor y refugio en el regazo de la madre, dormitaba el pueblo. Pueblo blanco sobre verde montana. La extensa llanura aparecia cubierta de verde hierba, salpicada aca y alla de distintas y hermosas flores: amapolas, margaritas, violetas... El rio besaba le orilla, mientras jugueteaba con los juncos que se miran en sus transparentes aguas. Los chopos sombreaban con sus grandes y recien estrenadas hojas aquellos pagos. De vez en cuando un salmon remontaba les crecidas aguas, saltando por encima de las erosionadas y limadas rocas, en busca de su lugar de nacimiento. La brisa traia de vez en cuando un fresco olor a pinos, a jara en flor, a monte.

Poco a poco el pueblo, el pueblo blanco sobre verdeante montana, iba despertando. Sus calles empedradas, su silencio milenario �al menos eso parecia� se veia roto por el paso de algun carruaje, tirado por una mula vieja. Los gritos del carretero arreando a la bestia, rebotaban de casa en casa, de piedra. en piedra, de arbol en arbol.., y probablemente llegaran a la cima de la montana. Se escuchan, solemnes, las campanadas del reloj de le iglesia, cuya torre destaca entre las casas del lugar. Una vieja, panuelo a la cabeza, siempre de eterno luto por su marido, camina por las polvorientas calles. Lleva un cantaro de barro. Dirige sus pasos a la fuente, situada en la plaza del pueblo. Alli, bajo el grifo, aguarda, paciente, a que se llene. Luego, con una agilidad y una fuerza inesperada en ella, lo toma y se lo coloca al hombro, como en esos cuadros de Julio Romero de Torres y sus cordobesas. Un perro vagabundo, buscando que comer entre las piedras. El animal tiene hambre atrasada. Mansotas, tranquilotas, de andar cansino, llegan las veces, que dejan inmutable al perro. Un hombre bajito, de piel morena y curtida por el sol con la boina calada hasta los ojos, armado con una fina vare, las va guiando. Tienen que comer para dar buena leche. La tasca, aun cerrada, espera a que pase el vaquero para abrir sus puertas. El dueno del establecimiento se acerca a la plaza, ojos cargados de sueno, gesto aburrido, y saluda con la mano al hombre que lleva a los astados. Todos ven levantandose. El pueblo cobra vida: algunas tiendas se estan abriendo y el alcalde se dirige a dar su paseo matutino como tiene por costumbre.

La manana va pasando lentamente, con su aburrida rutina, El cielo, tan azul por le manana, aparece manchado por unas pequenas y apenas imperceptibles nubes, que asoman por la cumbre de la montana. Nubecillas que, poco a poco, van aproximandose al pueblo. Hace calor, un calor bochornoso. aunque se deja sentir una ligera brisa, el airecillo que levanta es abrasador. Nadie, ni los que permanecen en la montana ni los que continuan en el pueblo, se da cuenta de la tormenta que, pasito a pasito, van aproximandose entre ellas, tornandose cada vez mas densas, mas oscuras, mas amenazantes... El sol se oculta una y otra vez, reapareciendo en cuestion de segundos. Pero no importa. Nadie piensa en la tragedia que se acerca. Llover.., es algo que suele ocurrir, y mas aun en abril, en la primavera. Y cuando el astro rey este en su cenit, desaparece tras el conglomerado de nubes que ya estan cubriendo toda la comarca. Las nubes se vuelven mas y mas espesas. Son las doce de la manana y parece que la tarde este muriendo. Tan poco se ve. Algunos ce los que marcharon a la montana, temerosos de que la tormenta les caiga encima, bajan al pueblo. Retorna el vaquero y el cabrero. Todos los habitantes del pueblo van recogiendose en sus hogares. Los crios que jugaban en la plaza son requeridos por sus respectivas madres.

De nuevo el silencio. Pero silencio tenso, amenazante. Empiezan a caer unas gotas que se aplastan contra el suelo. Y en breves segundos, la tormenta. Ni se sabe si aquello era una granizada o densa lluvia. Una cortina de agua ocultaba a la vista los objetos o personas que hubieran un metro mas alli del observador. Mas aquello no era lo grave. Lo terrible era que en la montana, en la cima, tambien estaba lloviendo.., y el agua se embalsaba de una forma angustiosa; mas nadie veia aquello y nadie podia decir a los habitantes del pueblo que aquellos embalses eran muchos y que la tormenta arreciaba. Que si esos embalses, que si ese agua seguia subiendo de nivel, iba a ser causa de una inundacion, de una tragedia.

Un relampago surge de las nubes, iluminando momentaneamente el cielo. Un trueno ronco retumba de roca en roca. Parece como si el cielo se viniera abajo. Parecia... como si todos los poderes del infierno se concentraran en aquella comarca. Parecia... como si la Naturaleza se rebelara con todo su impetu y toda su fuerza. Parecia... como si hubiera intentado estrujar entre sus poderosas e invisibles manos al mundo entero. Parecia.., como si, harta de tanto servir, bramara en pos de su propia libertad. Tras una hora de intensa lluvia, el sol volvio a aparecer, brillando radiantemente.

De repente, se dejo escuchar un ruido, como de algo que viniera rodando. Un grito se oyo en toda la comarca. Un ruido... Grandes rocas venian rodando, arrastradas por la furia y empuje del agua. La montana se venia abajo, amenazando aplastar al pueblo blanco sobre verde montana. Grandes cantidades de lodo, arboles arrancados de cuajo; piedras... muchas piedras.., demasiadas piedras y barro que golpeaba repetidamente los muros de las casas de aquella gente. Vacas asustadas que mugian intentando huir. Y el agua, tras aquella masa demoledora, inunda plazas, calles. Destruyendo hogares, destruyendo familias. El agua que se habia embalsado en la montana, baja con impetu y una fuerza que faltan palabras para describirlos. Y todo se inundo. Y el pueblo desaparecio bajo aquella mole de piedras y lodo.

Dicen que algo semejante ocurrio en Malaga hace ya bastantes anos. Dicen que en Murcia tambien una inundacion hizo estragos hace varios de anos. Dicen que en Valencia tras una fortisima tormenta, el Turia se salio de su cauce e inundo la ciudad. Algo por el estilo ocurrio en Cadiz, solo que el mar quiso barrerse de un manotazo la tacita de plata... Dicen... dicen que en muchas ciudades espanolas ha habido inundaciones que dejaron tras de si un numero muy alto de muertos y desaparecidos. Dicen... que en esos casos la consigna es... sobrevivir!

Pilar