|
Me
gusta pasear en la madrugada por
las calles silenciosas de
la urbe madrilena. Escuchar
como se repite el eco de
mis propios pasos en la acera hasta
perderse en la distancia. Caminar
por la calzada vacia, mientras
mis ojos contemplan ventanas
y balconadas dormidas. Me
gusta andar y andar por
las avenidas solitarias bajo
la lluvia invernal. Alfombra de hojas muertas en la quietud imperecedera de sortilegios envolventes. Me
gusta la nocturnidad, si, por
su soledad tan intima por
su despliegue de poesia. Madrid, 10 de diciembre de 1989 |
|