|
Cerraste,
a cal y canto, la
puerta de tu alma al
carino y al amor. Cerraste
y ningun sentimiento dejas que
ilumine tu hogar. Y, cuando
hablas, una
mueca de esceptismo se
dibuja en tus labios, mientras
una sombra de duda asoma a
tus pupilas. Tu
corazon, hambriento, no
obstante, late ansiando las
caricias de un querer. Quiza
en los mas hondo de ti, brota un
arroyo de esperanza. Mas
incontables temores de
recibir nueva punalada que
te desgarre por dentro, te
obliga a cerrar tu puerta a
todo vestigio de calor. Te
haces apreciar y, a
veces, resultas accesible en el
mundo del carino. Sin
embargo, te eriges atalaya dificil de conquistar
y lograr. Brota
el calor en tu voz y tu
sonrisa indica proximidad y
tus ojos hablan por ti, pero
si alguien se acerca huyes
como un dorado. Alma
cerrada al sol, abre
tus ventanas un dia y
permite que tu casa se inunde de
rayos de luz. Madrid, 2 de noviembre 1989 |
|