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Sombras
de futuro esperanzador se
alargan en la manana azul, caminando
tras leves huellas por
senderos sin nombre. Canta
dichoso el nuevo dia y su
entonacion alada discurre
melosa y dulce entre
montanas y valles. Vibra
emocionada el alma, la
voz se torna quebradiza y
una lagrima asoma, timida, ante
inigualable quietud. Ansias
tremendas de volar, poder
elevarse hasta el cielo, remontar las
nubes... en el
trigal dejarse caer. Abrazar
al mundo entero, sentir
sangre nueva en las venas, pleamar
saturada de gozo sobre
horizontes blancos. Sombras
vestidas de ensueno en
el mas claro amanecer, riadas
de sombras en lo
mas profundo del alma. Para Mariye con carino Madrid, 4 de julio de 1986 |
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