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El
tren se va de la estacion, camino
de nuevos horizontes, en
busca de radiante sol y
cielo sin nubes. El
tren se aleja lentamente, atras
quedan la noche sin fin, humo
irrespirable, agresivo, estruendo
interminable. El
tren arranca despacio, viste
de esperanzas sus vagones, de
ilusion la locomotora de
dicha sin fin su silbido. El
tren camina sin prisa, mas
su andar no se detiene, las
vias indican otros amaneceres, hablan de
bellos paisajes. El
tren ya no espera mas, abandona
la ciudad acusadora, donde
odio, envidia y traicion viven en
asesina armonia. El
tren se va para no volver, alla
lejos, en otra ciudad, sabe
que han de cicatrizar las mil
heridas que le hicieron. El
tren marcha hacia el sol; ya
pronto tomara velocidad, nada
indeseable ha de subir, solo
corazones de buenos sentimientos. El
tren se va... Madrid, 17 de junio de 1986 |
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