|
Silencio, por favor, un
momento nada mas. Clamor de quietud entre
tanto estruendo. No exijo horas, solo un breve tiempo leve aleteo del alma ansiosa
de paz. Abrasa la sangre en
venas ardientes. Duele el aliento, se
rompe la voz. Dios...! Un poco de
calma, nada
mas que un poco! Tanta brusquedad me
mata lentamente. Tenebrosa oscuridad que
parece no acabar. Ni una pequena luz que
alumbre el sendero. Miedo, un gran miedo, a
lo inexpugnable. El ayer me asusta, el hoy panico, el
futuro terror. Por eso, amigo mio, pido
un poco de silencio. Madrid, 30 de diciembre de 1984 |
|