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XLVI. JUNTO A TI
Junto a ti, mis penas no son penas ni las amarguras anegan mi ser; junto a ti, los suenos dejan de ser
quimeras �y la realidad, solo una pesadilla. Junto a ti, las mananas tienen sol y las noches se cubren de estrellas; junto a ti, el novilunio se torna
plenilunado y el invierno cruel, primavera radiante. Junto a ti, la oscuridad es diafana luz y la densa bruma cristal transparente; junto a ti, el mundo hostil transforma su rostro hurano en amable sonrisa. Madrid, 4 de febrero de 1996 |
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