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VIII. SI DICEN...
Si dicen, dejales que digan, si de Dios tambien dijeron. Sus almas estan muertas desde hace mucho tiempo y han de llenar sus vidas con lo que otros hacen. Si murmuran, deja que
murmuren, si aqui nadie se ve libre... Los dias son para ellos una cadena interminable de vanalidades
sin fin, de grisacea existencia. Si hablan, dejales que
hablen, si jamas han de callar. El descontento con su vida se ha convertido en cronico, y buscan su propia
justificacion en lo que hacen los demas. Si critican, dejales que
critiquen, su propia cobardia les delata... Porque cuando ellos fueron
blanco de todos los chismes, dimes y
diretes, no supieron hacerles frente y hoy solo son un atajo de
amargados. Madrid, 27 de septiembre de 1995 |
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