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VI. VEN, AMOR
Ven, mi amor, que te espero yo. Ven, no tardes mas que muero de soledad. Larga resulta tanta espera cuando aquello que se aguarda
es lo que mas amamos y mas fervientemente deseamos. Junto a ti, la vida reira de
nuevo y regresara la confianza en
el manana, l a noche traera de nuevo su mas dulce y hermosa melodia. La tarde se viste de
tristeza, mientras una densa bruma se extiende mas y mas cubriendo de gris el horizonte. Ven, mi amor, que sin ti en el firmamento no brillan ni estrellas ni
luceros ni sale el sol cada manana. Madrid, 22 de septiembre de 1995 |
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